‘Billy Budd’: un estreno de ópera al más alto nivel

Billy Budd

 Por José Luis Arredondo

El Teatro Municipal de Santiago ha programado como su tercer titulo de esta temporada lírica 2013 la ópera ‘Billy Budd’, del compositor inglés Benjamin Britten (1913-1976). Esta obra cobra en estos momentos especial relevancia por dos aspectos muy destacables, primero, este año se conmemora el centenario del nacimiento de Britten, una de las figuras más destacadas de la música del siglo XX, y por otro lado, se trata de un estreno absoluto en Latinoamérica.

‘Billy Budd’ corresponde a la sexta ópera compuesta por el músico britanico, está basada en la novela corta homónima de Herman Melville y cuenta con un magnifico libreto elaborado por el escritor E. M. Forster y el colaborador de Britten, Eric Crozier. La ópera narra la vida de la tripulacion del barco de guerra Indómito durante las guerras napoleónicas (1797) y tiene como eje el conflicto interno del capitán de armas John Claggart, quien ha cobrado gran animosidad contra el joven marino William (Billy) Budd, conflicto que los lleva a un tenso enfrentamiento que desata la tragedia para los protagonistas.

La puesta en escena del Teatro Municipal de Santiago ha hecho cabal justicia a esta importante obra y constituye un gran homenaje al centenario de Britten y un brillante estreno para Latinoamerica. Todos los elementos que conjugan una gran versión se han dado cita aquí. De partida, la puesta en escena que supo extraer toda la riqueza humanista de la obra, haciendo que convivan en ella, en perfecta armonía, las dos más claras lecturas que de ella se desprenden: la sexual (homo-erótica) y la cristológica (un paralelo a la pasión de Jesucristo).

En la sexual predomina la siniestra figura de John Claggart (magnificamente encarnado por el bajo alemán Andreas Bauer), personaje de perversas intenciones que al no permitirse dar rienda a sus pasiones con el joven marinero Billy Budd (un sólido Craig Verm, baritono estadounidense que encaja y encarna a la perfección del rol), lo convierte en objetivo de su venganza y afán de destrucción. La belleza y juventud de Billy lo perturban y esto lo determina a aniquilar al joven como una manera de matar el objeto de su deseo. Claggart detesta todo lo que Billy representa, juventud, fuerza, pureza y belleza, y, como un Yago Shakespereano, pone su lealtad en cuestión ante el pusilánime capitán Vere (el tenor canadiense Roger Honeywell, magnifico en su acometido) acusándolo, falsamente, de estar organizando un motin a bordo. La suma de estos hechos finalmente acarrea no solo la fatalidad a Billy sino al mismo Claggart y, por cierto, al capitán Vere.

La lectura cristológica tiene por eje a Billy Budd, el joven que aporta la juventud, la inocencia y bonhomía a bordo del Indómito. Su buena voluntad le granjea el favor de toda la tripulación (a excepcion de Claggart) y sin querer se convierte en un cordero que logra con su sacrificio sacudir a los marinos de su aceptación de la ruda y cruda realidad (unas vidas de verdaderos esclavos a bordo de la nave). Es ante la injusticia cometida contra Billy que los marinos se rebelan y hacen presagiar el fin de los abusos a bordo del buque de guerra. Significativa es la actitud del capitán Vere, quien, cual Poncio Pilatos, lava sus manos ante una corte marcial encargada de ver la acusación de Claggart, y no hace nada por exculpar al joven, aun sabiendo que la acusación de Claggart es a lo menos dudosa.

Todo lo anterior convive y se explaya en un libreto de gran fuerza dramática, con caracteres pintados con claridad y riqueza sicológica. La partitura, una de las mejores de Britten, brilla con luz propia por su riqueza; abundan en ella la percusión y las cuerdas, y logra una atmosfera de permanente tensión y brumosa marcialidad. En este aspecto, en las funciones en el Teatro Municipal, resulta fundamental el rol jugado por el maestro inglés David Syrus, quien maneja de forma impecable a la Orquesta Filarmónica. Bajo su conducción, la agrupación consigue en esta producción una de sus mas altas performances de las recientes temporadas líricas. El coro cien por cien masculino juega también un rol fundamental y el grupo de cantantes logra una entrega de excelencia, lo mismo que los roles secundarios, entre los que destaca el trabajo del barítono chilena Patricio Sabaté, quien encarna un primer contramaestre lleno de fuerza y robustez vocal y muy buena presencia escénica.

La dirección escénica, de época, del argentino Marcelo Lombardero es de primera línea; se la juega por una perfecta mixtura de elementos concretos en escena, combinados con muy acertadas y significativas proyecciones, que le confieren un todo muy cinematográfico. Esto se ve acentuado por un impecable diseño lumínico (Diego Siliano), en tanto el manejo escénico del coro y los secundarios dan fe de un especial talento para organizar masas. Lombardero entrega aquí, junto a su equipo, sin duda, uno de sus mejores trabajos.

Este ‘Billy Budd’ es así, con seguridad, el punto más alto de esta temporada lírica 2013 del Teatro Municipal y un valioso y justo homenaje a la figura de Britten en su centenario.
‘Billy Budd’, un título que debiera estar presente en toda temporada de casa operística mundial por su calidad e importancia musical, termina sus funciones en el Teatro Municipal de Santiago este lunes 26 de agosto.

 

 

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